El abedul crece en las zonas frías del hemisferio Norte. La mayor parte de las 40 especies conocidas son árboles pequeños o de altura mediana y algunos simples arbustos. En las proximidades del Círculo Polar Ártico y en las grandes alturas de las montañas crecen ciertas variedades enanas, como el abedul enano (Betula nana), que sirve de alimento a los renos de Alaska.
Poseen una corteza de aspecto característico; su follaje es atractivo; y la madera, dura y de fina veta, se emplea en la fabricación de muebles, revestimientos, ebanistería y diversos utensilios domésticos. La corteza varía de color según las diferentes especies y presenta por lo general numerosas estrías horizontales.
Las hojas son caducas, alternas y con el pecíolo muy largo. Su forma puede ser redonda, oval o triangular; en el borde se aprecian unos dientes muy marcados y a veces hendiduras profundas.
En primavera resulta fácil distinguir al abedul de los demás árboles por las delgadas inflorescencias que aparecen en sus ramas. En estas inflorescencias está contenido el polen, y en unas piñas de reducidas dimensiones, las semillas, que se dispersan al viento cuando maduran.
El abedul papirífero se encuentra desde la península del Labrador hasta Alaska, en América del Norte. Es un árbol grácil y pequeño, de copa redondeada y crece con gran rapidez. Los ejemplares jóvenes tienen la corteza de color bronceado, haciéndose blanquecina con el tiempo, y se desprende en forma de estrechas franjas horizontales. La corteza arde fácilmente, por lo que se la utiliza en las hogueras de los campamentos; por ser también impermeable, los indios la empleaban para construir canoas. Existen muchas otras variedades de abedules distribuidas en su mayor parte por las regiones septentrionales de Norteamérica, aunque alguna crece también en las zonas húmedas del Sur. El abedul blanco es un gran productor de madera con mucha importancia en el norte de Europa, si bien se le deja a veces con fines ornamentales. Sus ramas cuelgan hacia abajo en la misma forma que las del sauce llorón. Normalmente habita en suelos húmedos, con abundantes restos vegetales en descomposición. Sin embargo, y sobre todo en las montañas del sur de Europa, puebla todas aquellas zonas donde el bosque primitivo fue devastado por incendio o tala abusiva.
Poseen una corteza de aspecto característico; su follaje es atractivo; y la madera, dura y de fina veta, se emplea en la fabricación de muebles, revestimientos, ebanistería y diversos utensilios domésticos. La corteza varía de color según las diferentes especies y presenta por lo general numerosas estrías horizontales.
Las hojas son caducas, alternas y con el pecíolo muy largo. Su forma puede ser redonda, oval o triangular; en el borde se aprecian unos dientes muy marcados y a veces hendiduras profundas.
En primavera resulta fácil distinguir al abedul de los demás árboles por las delgadas inflorescencias que aparecen en sus ramas. En estas inflorescencias está contenido el polen, y en unas piñas de reducidas dimensiones, las semillas, que se dispersan al viento cuando maduran.
El abedul papirífero se encuentra desde la península del Labrador hasta Alaska, en América del Norte. Es un árbol grácil y pequeño, de copa redondeada y crece con gran rapidez. Los ejemplares jóvenes tienen la corteza de color bronceado, haciéndose blanquecina con el tiempo, y se desprende en forma de estrechas franjas horizontales. La corteza arde fácilmente, por lo que se la utiliza en las hogueras de los campamentos; por ser también impermeable, los indios la empleaban para construir canoas. Existen muchas otras variedades de abedules distribuidas en su mayor parte por las regiones septentrionales de Norteamérica, aunque alguna crece también en las zonas húmedas del Sur. El abedul blanco es un gran productor de madera con mucha importancia en el norte de Europa, si bien se le deja a veces con fines ornamentales. Sus ramas cuelgan hacia abajo en la misma forma que las del sauce llorón. Normalmente habita en suelos húmedos, con abundantes restos vegetales en descomposición. Sin embargo, y sobre todo en las montañas del sur de Europa, puebla todas aquellas zonas donde el bosque primitivo fue devastado por incendio o tala abusiva.
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